Empezar por aceptarse a uno mismo

Parte de mi crecimiento espiritual ha pasado por entender qué quiere decir aceptarse a uno mismo. En el camino del autoconocimiento, sólo amando lo que encontramos alcanzaremos la verdadera iluminación. Más allá, sólo podemos amar realmente si nos amamos a nosotros mismos primero.

Anoche, re-leyendo uno de mis libros favoritos,
Conversaciones con Dios de Neale Donald Walsch, Dios menciona que gran parte del juicio que cometemos en contra nuestro (y por lo tanto, en contra de los otros) ocurre porque nos han enseñado que el pecado es intrínseco en nosotros. En otras palabras, venimos fallados de fábrica, somos imperfectos por naturaleza, estamos lejos de ser quienes se supone que seamos... Esta estructura mental se vuelve emocional y sentimos que es verdad, estamos llenos de fallas.

Sin embargo, hay un argumento lógico que se nos olvida: si Dios es perfecto, ¿cómo podría Él crear algo imperfecto? ¿Cómo podemos pensar, por un segundo, que somos imperfectos de alguna manera? Si somos parte del Universo, que es perfecto, ¿cómo podemos nosotros ser imperfectos?

Somos como somos porque es parte del plan. Incluso aquéllas sombras con las que nos encontramos mientras miramos hacia adentro son posibles de amar, ya que nos muestran nuestro lado humano y son invitaciones a elegir la visión más alta que tenemos de nosotros mismos.

Si se logra conectar con esta sensación de perfección y aceptación, estamos al mismo tiempo conectando con la sensación de ser unos con el Universo. Si logramos mantenernos ahí, estaremos a tan sólo un paso de la gran anhelada liberación del espíritu.