No existen los accidentes, sólo propósitos que no hemos entendido

~Deepak Chopra

lunes, julio 04, 2011

Cómo el culto a la autoestima está arruinando a nuestros hijos (ARTÍCULO).

Este interesante artículo tiene muchos puntos en los que estoy de acuerdo, así como varios otros con los que no comparto opinión. Desde mi punto de vista como psicóloga transpersonal, y mi personal interés en la relación padres/criadores-hijos, es el tipo de debate que me inspira profesionalmente.
A continuación, los puntos que destaco:
  • Paul Bohn, (...) basado en lo que ve en su práctica, cree que muchos padres harían de todo para evitarles a sus hijos el fracaso y la ansiedad más mínima. ¿El resultado? En la adultez sentirán las frustraciones normales como algo terrible. Dan Kindlon, sicólogo infantil, advierte sobre lo que él llama “nuestro malestar con el malestar”: si los niños no experimentan sentimientos dolorosos, no desarrollarán la “inmunidad sicológica”.
A esto, añado que es en la experiencia de todas las emociones posibles que aprendemos a concernos a nosotros mismos. Los niños recién comienzan a traer a sus conciencias en desarrollo estas sensaciones, y necesitan aprender a manejarlas. Es el mejor momento en el que pueden hacerlo.

  • Según Jeff Blume, sicólogo familiar, “un niño necesita sentir una ansiedad normal para ser resiliente. Si queremos que nuestros hijos crezcan y sean independientes, debemos prepararlos para que nos dejen algún día”.

Sin embargo, en el siguiente punto,
  • Cuando los padres exclaman, “¡gran trabajo!”, no sólo la primera vez que el niño se pone los zapatos, sino cada vez que lo hace, él sentirá que todo lo que hace es especial. Si lo premian por el “buen intento” cada vez que participa en algo, nunca obtendrá feedback negativo (todos los fracasos son “buenos intentos”). Según Twenge, los índices de autoestima han crecido consistentemente desde los 80 en los jóvenes.
creo que hay un error conceptual. Autoestima no tiene que ver con creer que uno es el mejor, lo que se acerca más al narcisismo del que habla el artículo, sino con aceptar que tenemos limitaciones al mismo tiempo que aspectos positivos y favorables y amarnos con todo ello. Amar la luz y la sombra de quienes somos. Aclarado esto, creo que los padres no deben enfocarse ni en las alabanzas ni en las correcciones: el foco está en un feedback honesto y amoroso.
  • Pero lo que parte como una sana autoestima puede transformarse en una visión inflada de uno mismo, muy parecida al narcisismo. De hecho, las tasas de narcisismo entre los estudiantes universitarios han crecido junto a las de autoestima. También las tasas de ansiedad y depresión. ¿Por qué? “Los narcisistas son felices cuando jóvenes, porque son el centro del universo”, explica Twenge. “Sus padres son como sus sirvientes. Les dicen constantemente lo especiales y talentosos que son. Esto les da una visión inflada de sí mismos, en comparación con otras personas. Entonces, en vez de sentirse bien consigo mismos, se sienten mejores que el resto”.
A esto me refiero con lo de la confusión entre autoestima y narcisismo, así como puede verse también la diferencia entre padres centrados en la alabanza y una feedback real y cariñoso. Este sentido de superioridad pareciera crear un ego que no soporta que le digan que no es perfecto, y que se oculta en la inconciencia de la sombra, luchando contra todo aquello que intente iluminar ese espacio:

  • “No saben cómo trabajar en equipo o manejarse con límites. No les gusta que el jefe les diga que su trabajo podría mejorar y se sienten inseguros si no obtienen constantes alabanzas. Han crecido en una burbuja, de modo que cuando salen al mundo real comienzan a sentirse perdidos e indefensos. Los niños que siempre tuvieron alguien que les resolviera sus problemas creen no saber cómo resolverlos. Y tienen razón, no saben”.
Finalmente,

  • “Los estudios muestran que las personas se vuelven más satisfechas cuando luchan por algo, y que aquellos que siempre necesitan tener alternativas se quedan atrás”, dice Schwartz . “No estoy diciendo que no dejen que sus hijos intenten con varios intereses o actividades. Denles alternativas, pero dentro de lo razonable. Muchos padres les dicen a sus hijos: ‘Puedes hacer lo que quieras y dejarlo cuando quieras, puedes intentar con esta otra cosa si no te sientes 100% satisfecho’. No es extraño que también vivan de ese modo cuando son adultos”. El ve esto en sus estudiantes de Swarthmore. “No pueden soportar el pensamiento de que al decir que sí a un interés u oportunidad le están diciendo no a otra cosa”.

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