El trabajo y las tareas cotidianas muchas veces agobian a los padres y los hace “estallar” ante las inquietudes o travesuras de sus hijos.
El problema está en que algunas frases, pronunciadas en un contexto estresante, causan dolor o transmiten mensajes equivocados a los niños.
A continuación, las 8 frases que cita el artículo::
1. “Déjame tranquilo”, “no me molestes”, o “déjame en paz”
2. “Eres tan …” [agregar comentario generalizador; ej.: eres tan distraído].
3. “No llores”, “No seas un bebé”, “no tengas miedo”.
4. “¿Por qué no puedes ser como tu hermano (a) ?”
5. “Detente o te voy a dar motivos para llorar”
6. “Espera a que llegue tu papá (o tu mamá)” o “te voy a acusar a tu papá”
7. “Apúrate”
8. “Buen trabajo” (ante cosas insignificantes)
He escuchado muchas veces la frase nadie nos enseña a ser padres.Actualmente, muchos tienen la cultura de leer artículos o libros relacionados con la crianza, llevándola al terreno racional ante la duda y la culpa de estar haciéndolo bien (o un deseo exitista de los padres que quieren tener hijos perfectos).
Creo que aunque esto pueda ser muy importante, en tanto da consejos y trucos que facilitan esta titánica tarea, a veces se nos olvida poner el foco en uno de los mejores secretos: la mejor forma de educar niños sanos y felices, es siendo padres sanos y felices. En este sentido, uno de los mejores regalos que les podemos hacer a nuestros hijos es preocuparnos también por nosotros.
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