Todos tenemos una idea más o menos clara de lo que es un adulto. Como toda verdad, tiene distintos niveles. Más de 18 años, que provee para sí mismo (nivel concreto, nivel chakra 1); que es responsable de sí mismo y de sus decisiones (nivel del poder y la creatividad, chakra 2). Hasta aquí llega la mayor parte de los adultos hoy en día: hasta aquí se espera de un adulto cronológico.
Pero, cómo se entiende a un adulto desde un punto de vista espiritual (chakra 3 en adelante)?
A medida que uno crece, va ganado conocimiento, experiencia y conciencia. Esa conciencia, si uno la vuelve hacia el mundo interior, va encontrándose con diferentes aspectos del ser que la experimenta, o con los efectos que el mundo exterior causa (o él cree que causa) en ese ser. La conciencia puede, entonces, tanto pelearse como enamorarse de aquello que encuentra: ahí es donde empieza el desafío, porque uno tiene la elección de mejorar* o no aquello que va encontrando.
Aquí es donde el 3er chakra se activa, ya que éste es el del movimiento, el impulso, la motivación. Un adulto en este nivel, es también capaz de ir hacia aquello que desea, de luchar por aquello que lo motiva, por cambiar aquello que no le gusta de su mundo y sociedad. Siento que hacia aquí se está moviendo gran parte de la humanidad, que ahora lucha por sus derechos, por la ecología, por ser escuchados.
Más allá está el desafío para nosotros como humanos. Aún estamos en esta era modernista/semi-postmodernista en la que la razón impera, por lo que dar su justo espacio a la emoción (chakra 4, el cardiaco) requiere de práctica y determinación. No sólo debe estar atento a sus emociones y ser capaz de entenderlas, sino que también debe actuar responsablemente respecto a ellas: entender su origen, y ser honesto y fiel a ellas.
El contacto con estas emociones despierta la conciencia del niño interior, y en mi opinión, es en donde más se pone en juego el rol del adulto en el camino espiritual.
(continuará).
*El mejorar implica el buscar llegar a una meta, tema que podemos tomar en otro momento. Más allá de la palabra que elijamos para definir el proceso, el punto de este post es hablar del adulto espiritual.
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